Un cubano de misión
“Tu mamá se va de misión”- le dijo Juana a su nieta así como quien se siente con muchos problemas resueltos. La niña tiene 4 años y no entiende mucho.
-“¿Abuela y qué es una misión?
Juana responde inmediatamente- “nada mima, que tu mamá se va a trabajar lejos en otro país para traerte muchas cositas, juguetes y dinerito.”
La nena se alegra sin saber bien cuanto significa todo eso. Su carita queda interrogante pero feliz. Lo único que registró fue la cantidad de barbies y jueguitos de cocina que vendrán, pero no concientiza la lejanía, la ausencia…a su corta edad no puede.
La hija de Juana se había graduado 5 años atrás. Comenzando el servicio social tuvo a Angélica, dueña de los corazones de la familia entera y motivo de preocupaciones también. No había espacio en la casa y mucho menos dinero para la canastilla, pero al final todo salió.
Y la misión venía como anillo al dedo, unos 3 años en Brasil, y bienvenida la casa nueva con todo dentro. En principio da alegría, pero luego cuando ya estás lejos asumes que no era tan fácil.
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Esa es la historia de miles de profesionales cubanos que brindan apoyo solidario no solo a pueblos hermanos, sino también a su familia. En eso se convierte también viajar o emigrar, en una misión más o menos larga, pero una misión al fin.
Pasar el trago amargo de la separación por el bien el común. Buscar cosas materiales para llenar el vacío emocional, el abrazo invisible, y el cariño que solo percibes en correos y mensajes.
Estar de misión siempre parece positivo en principio, y lo es de muchas maneras, pero como todo tiene su lado amargo, ese que obviamos para no distraernos del objetivo.
Ya se acerca el regreso y buscamos regalos, mandamos a hacer listas de deseos, dejamos la economía y el alma en satisfacerlos. Llevamos ropa de uso porque siempre sirve de algo. Vamos bien vestidos pero el alma desnuda, necesitada. Llegamos y el tiempo parece detenido. Solo sabemos que ha pasado por los acontecimientos extraviados. Salimos en una misión de apoyo y a la vuelta comenzamos la misión de los recuerdos.
HERMOSA REFLEXION, ME EMOCIONO MUCHO, GRACIAS CUBANOS GURU…
Es un placer para nosotros Dalia Arronte
Es duro y triste y tenemos que ser fuertes ,lo digo por mi que aunque no estoy de mision estoy fuera y es lo mismo .llegue a tal punto que asta medicamentos para conciliar el sueno.Este es el precio que hay que pagar se a por una buena causa.