Los ataques de tarro a lo cubano
Los cubanos tenemos nuestra forma muy particular de ver las infidelidades, que por cierto, en Cuba, le llamamos “tarros”. En el caso de que escuches la frase: “le pegaron los tarros”, se refiere a una infidelidad, que pudo ser cometida, tanto de parte del hombre como de la mujer.
Las situaciones pueden ser varias. Cuando la persona es celosa, todo puede desencadenar un “ataque de tarros”. Un mensaje, ya sea telefónico, en Facebook o en plena cara, una mirada que la persona celosa se imagine que viene directamente para ti o simplemente la conversación con una persona del mismo sexo.
Cuando esto ocurre empiezan las prohibiciones. Lo primero que se hace es tener la contraseña de los móviles de la pareja, para tener el control sobre todos los que le hablan.
Luego comienzan a cerrar el círculo de amistades y cuando la otra persona se da cuenta, ya solo le queda de amigo la propia pareja y los amigos que este desea que tengan.
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En algún momento llegará enojada o enojado y no sabrás por qué, obviamente porque no estás con ese nivel obsesivo de pensamiento que mantiene en pie a tu pareja. También te exigirá que uses la ropa que él o ella, estime conveniente.
En el peor de los casos comenzarán las situaciones violentas, tanto psicológicas como físicas, incluso, se puede dar el caso de que coincidan ambas. Hay que reconocer, que los cubanos no somos presa fácil y que en ocasiones uno mismo provoca los celos de su pareja; pero generalmente, “los atacaos” (celosos) nacieron así.
Casi siempre son los hombres, aunque en el caso de las mujeres cubanas, se empieza por una galleta (bofetada) y puede que se termine picándole la cara a “esa perra que está con mi marido”.
Según tengo entendido, los cubanos estamos entre los más celosos y posesivos de todo el mundo; aunque si les soy sincera, no me parece, he visto cosas peores. De igual forma tener una “atacao” (a) detrás, es lo peor que te puede suceder.