Historia y datos curiosos del Cristo de La Habana

A la entrada del puerto, protegiendo a los habaneros y a todo el que visita la capital, se encuentra el Cristo de La Habana. Ubicado entre el poblado de Casablanca y la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, fue inaugurado el 25 de diciembre de 1958.

Existen varias esculturas como esta. Entre ellas el Cristo del Corcovado en Brasil; el de Lisboa capital de Portugal y el de Lubango en Angola.

El Cristo de La Habana constituye la mayor escultura del mundo hecha en mármol blanco de Carrara, por una mujer. Pesa 320 toneladas y la formaron 67 piezas traídas de las mencionadas canteras italianas. Una vez concluido el asalto al Palacio Presidencial en 1957, para ajusticiar a Fulgencio Batista; su esposa desesperada prometió que si el presidente salía con vida, ella mandaría a erigir una estatua de Cristo que se viera en toda La Habana. Se lanzó un concurso y se reunieron 200 000 pesos en la colecta para sufragar la ejecución. El concurso lo ganó la escultora pinareña Jilma Madera.

Esta escultura no es similar a las de la deidad que podemos ver en cualquier lugar. El Cristo de La Habana tiene los ojos vacíos y oblicuos, y los labios gruesos. Su cara representa el mestizaje de los cubanos. Los zapatos que lleva son unas sandalias de “mete-dedo”, como decimos en Cuba, que se alejan bastante del zapato típico de la antigüedad; pero que fueron inspiradas en las que usaba la autora en esa época.

Con una altura de 20 metros y sobre una base de 3, se sitúa a 51 metros sobre el nivel del mar. En tres ocasiones la escultura ha tenido los impactos de los rayos. En el año 2013 el equipo de restauración encargado de mantener la estatua en óptimas condiciones, recibió el Premio Nacional de Restauración.

Desde el Cristo de La Habana se tiene una magnífica vista de la ciudad, así como de los buques y pequeños barcos que surcan la bahía.

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